La
materia prima del escritor es su propia vida, sin bien la frase nos puede sonar
hecha, resulta cierta en casos como el de Dostoievsky, Moscú 1821-1881. Es la
época de los zares, del imperio ruso que gracias a Pedro el Grande, había
salido de su aislamiento para incorporarse a la Europa reformista. Los
enciclopedistas franceses, eran la lectura obligada de las juventudes rusas con
hambre de cambiar las estructuras feudalistas, que mantenían a la inmensa
mayoría de la población sumida en la miseria y la desesperación. Sin embargo la
reforma francesa devino en una revolución que costó la vida al Rey Sol y a su
séquito. Catalina la Grande, temiendo una suerte similar en su vasto imperio,
implantó un régimen autocrático. Cuando Dostoievsky habría cumplido cuatro
años, Rusia era gobernada por el zar Nicolás I quien había descubierto
una conspiración en su contra. La situación interna del país se había vuelto
insostenible. El zar respondió con censura y represión. A partir de ahí, y con
la consecuente sucesión de zares que negaban el avance al pueblo ruso, el caldo
de cultivo que antecede a los cambios sociales se expandía por todos los
territorios del país. Crimen y Castigo, fue madurada por su autor, durante su
cautiverio en Siberia. Dostoievsky fue acusado de conspirador y cumplió condena
en las remotas tierras de castigo del zar. La primera parte se publicó en
el Mensajero Ruso en 1866. El extremo realismo conseguido por
Dostoievsky en su descripción social, pero sobre todo interna, sino es que
íntima de los personajes, sólo lo pudo reproducir luego de experimentar en
carne propia la más radical pobreza.
La
novela nos cuenta un crimen. Un crimen cometido por un joven y su subsecuente
lucha interna con sus emociones y delirios. La madre y hermana del asesino, tan
pobres o más que él, se debaten entre la duda y la desesperación.
Un
dudoso pretendiente de la hija, y su antiguo patrón, conformaran una acción
física dentro de la novela sin perder un ápice de su contenido psicológico. Los
hechos se muestran sin ningún tipo de enjuiciamiento. El autor deja ser a los
personajes pues sabe que la credibilidad se logra con la honestidad. El flujo
de conciencia de Raskolnikov a lo largo de la novela, es una prueba de ello.
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